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“EN OTROS MUNDOS” (80)

    El dolor no tenía cabida en el corazón de Samanta al contemplar el cuerpo inerte e indolente de su amor. Arrodillada en el suelo junto a Fabio, quería tocarlo, acariciarlo una vez más, sentir su calor, su tacto… Fabio en el suelo

                       Sin embargo, era imposible, ya no era ella; y aunque lo fuera, él ya no estaba vivo. Su  rigidez y el hilillo de sangre que le salía de la nariz, confirmaban que “su estallido” contra el asfalto había sido demasiado fuerte.

                             Tirso se agachó a su lado… Él comprobó que sus constantes vitales habían desaparecido.

                    -    Lo siento, Sami… No hay nada que hacer, ya no pertenece a este mundo -, dijo Tirso, acomodando el cadáver.

     Empezó a llover, al principio tímidamente, para convertirse poco después en una lluvia torrencial… Era como si alguien de allá arriba se entristeciera por lo que estaba pasando.
     Los goterones calaban a Tirso,  y el agua caía abundante por sus mejillas y su cabello tostado; contrastaba con lo que Samanta experimentaba al no mojarse en absoluto, a pesar de ver como la ininterrumpida lluvia, mezclada con sus salinizadas lágrimas, iba atravesando como si fueran cuchillos, su cuerpo cada vez más transparente y nebuloso.

                                  Se preguntó si cuando fuera un Ser de Niebla, podría ver a Fabio de nuevo. Quizá La Niña tendría las respuestas que tanto la angustiaban. Sami acudió hasta debajo de la repisa en la que se había protegido de la tormenta.

“EN OTROS MUNDOS” (79)

 La Niña, alarmada, fue hasta Samanta y prensó su mano.

                           -    ¡Sami, nos hemos equivocado de movimiento! Tenías razón en pensar que Fabio nos necesitaría -, señaló aturdida, percatándose que se iba a suicidar tirándose de lo alto de un almacén contiguo.

                                                              -    Pero… ¿Qué hace ahí arriba? ¿Qué hace? -, repetía la joven, corriendo hacia la escena con Tirso y la pequeña.

                 Samanta miraba hacia Fabio, que no se sabía observado por su novia; sólo por un hombretón que era Tirso en realidad, y por una niña que se desgañitaba diciéndole que no lo hiciera. También su novia quería convencerle de que no se arrojara al vacío, aunque él no podía escucharla por no pertenecer a ese mundo.

                                                             -    ¡Por Dios, Fabio! ¡No lo hagas! ¡Yo estoy cerca y te voy a ayudar! ¡Fabio, no puedes hacerlo…! -, rogaba ella sin que la pudiera oír.

 Fabio y su mundo derrumbado   Desde que Sami desapareciera, todo había ido de mal en peor: le habían echado del trabajo, su alegre carácter había cambiado y a consecuencia su familia y verdaderos amigos ni le hablaban, le amenazaban con embargar su vivienda, y últimamente había abusado demasiado de las pastillas de éxtasis y el alcohol. Nadie querría verle ya tan echado a perder, pero él creía que ya no podría soportarlo más; y que ya había caído tan bajo, que la muerte sería la única solución para reparar su miserable vida.
     Él no sabía nada sobre la vida y la muerte, pero se le veía convencido a acabar con una y empezar a divagar por los interrogantes de la otra. Fabio contó hasta tres y luego saltó…
                      Salto

“EN OTROS MUNDOS” (78)

  Samanta iba tras los firmes pasos de su novio. Algo la estiraba de la ropa para que frenase la trayectoria.
     Resultó ser un alguien… Era La Niña:

                  -    Me ha parecido ver a Tirso por esa otra parte. ¡Vamos allá, por favor! Luego volvemos a ver qué hace tu chico… No tardaremos ni un minuto -.
 

                     No es que la convenciera mucho, pero la insistencia de La Niña acabó materializándose en que las dos fueron en busca de Tirso.
      Y exactamente, allí estaba él, a un par de metros de Silvia que no paraba de toser y de contorsionarse. De Silsia a Ser de Niebla Tirso quería acercarse, pero Silvia le gritaba que no lo hiciera y que permaneciera fuera de su alcance. Sami ya había vivido eso, cuando Aníbal se convirtió en Ser de Niebla; seguramente, era lo que ahora le estaba ocurriendo a Silvia…

                             Poco después se iba descomponiendo y un espeso humo cubrió todo, para finalmente concentrarse en un intrínseco cuerpo que ya no era el de la muchacha, sino el de un Ser de Niebla, mezquino y miserable.

               -    ¡No te acerques, Tirso! ¡Ya no es Silvia, no queda nada de ella! -, clamaba Sami desde la voz de la experiencia.
                -    ¡Dice la verdad! ¡No hay remedio! ¡Alejémonos, ella es ahora un Ser de Niebla! -, clarificaba La Niña con la intención de que no avanzara más hacia el ente.
 

                          Tirso las miraba conmocionado, mientras el Ser de Niebla ya formado, sacaba con gran disimulo su brillante látigo, sediento de sangre.

“EN OTROS MUNDOS” (77)

     No estaba tan alegre y dicharachero como siempre había sido. Fabio era encantador de todas formas, hasta cuando Sami y él discutían cabría pensar en una reconciliación apoteósica y enardecida.

                Sami, distorsión

                       Samanta estaba enfrente de él, y verdaderamente era desconsolador para ella que éste no pudiera verla. Ella intentaba tocarle, acariciarle la cara, pero no obtenía respuesta alguna… Después le regaló un beso en los labios, y sólo sintió un escalofrío que logró sacarlo de sus tan ocultos ideologías del momento.

                      No reconoció ni su calor, ni su amor… Estaban tan cerca, y a la vez, era como si kilómetros y kilómetros los separasen… En fin, ella no querría admitirlo, sin embargo, sabía perfectamente que no podía verla, porque ya había empezado su transformación; era ella un fantasma ya, y próximamente sería un Ser de Niebla…

     Antes de que pudiera llorar, Fabio dejó  el cubata encima de la barra, y bruscamente salió al exterior alertando a los acompañantes que le pedían explicaciones, de que necesitaba salir fuera para tomar el aire.
     Su novia Sami le siguió como si todo lo que una vez le hubiera importado, se hubiera borrado de un plumazo, y perteneciera al aderezo de otro mundo. La Niña, detrás, iba detrás, aunque no aprobaba lo que la otra hacía; suponía que debería haberse centrado en encontrar a Silvia y a Tirso.

                   En el exterior hacía frío… Fabio corrió hacia la calle posterior.

“EN OTROS MUNDOS” (76)

                         Música 

  El pasillo hacia donde todos estaban reunidos parecía más largo de lo que era. Al entrar en la sala vieron que todos bailaban una especie de música tecno que les hacía moverse como pescadillas recién pescadas, a las que les faltara el aire para respirar.

                       Samanta no dejaba de buscar a Tirso y a Silvia… Su disgusto creció al apreciar que nadie la estaba sintiendo, nadie podía verla… No se apartaban para que pasara, ni siquiera la miraban… Buscó en La Niña una explicación de esto:

                                   -    Cuando Aníbal te dijo que Silvia y tú estabais muertas por haber pasado al Averno por el agujero de Sua, estaba en lo cierto. Yo pensaba que todo sería revocado si conseguíais volver a vuestra dimensión, a la real en la que ahora estamos, pero me equivoqué, los demás no te ven… ni a Silvia. Eso es porque realmente estáis muertas  y no hay marcha atrás -.

            -    Pero… tú puedes verme -, mencionó Samanta dolida, aunque sin poder llorar.

                                 -    Claro, y Tirso también… Creo que nosotros todavía podemos veros porque el Ser de Luz nos dio el poder, pero el efecto se irá pasando. Ahora mismo te veo borrosa… Cuando acabes convirtiéndote en Ser de Niebla, quizá ya no pueda   verte -, respondió la chiquilla.

     No quería que la viese tan cariacontecida. Sami apreciaba la sinceridad de la pequeña; no obstante había sido fría y dura en sus evaluaciones. Se giró entonces, y no pudo ocultar su sorpresa al ver al que había sido su amor siempre, a pesar de haberse perdido en cementerios, hospitales, avernos, y visitar otros mundos.

                     A pesar de estar muerta seguía queriendo a Fabio, que apoyado en la pared daba pequeños sorbos a un cubata que tenía en la mano.

                Ojos tristes de Fabio

“EN OTROS MUNDOS” (75)

     Antes de salir del agujero, cuando el Ser de Niebla desapareció, La Niña se molestó en recoger el Eje del Mundo, y llevársela consigo.

                   Cansadas por la prisa que se habían dado en escapar de allí, observaron cómo los anillos por los que habían pasado, se fueron esfumando progresivamente. Samanta estaba tan sofocada, que casi no podía creer que estuvieran ya fuera del Averno.

                 -    ¿Dónde estamos? ¿Y Silvia y Tirso? -.

                                      -    No sé dónde estamos, exactamente, Sami… Tiene toda la pinta de ser un antro de mala muerte en el que la gente bebe, se droga y se mata sin conciencia ninguna. Creo que es el mundo real al que queríais llegar, pero resulta que está lleno de zombies narcotizados y viciosos, a los que en absoluto les importa si viven o mueren… Están vivos, sí; pero, su aprecio por la vida es ínfimo… -, confesó La Niña, mirando hacia otro lado.
     Sin dejarla terminar, Samanta se giró hacia un pasillo, pensado que sería el que habrían de tomar para encontrar a Silvia y a Tirso. Caminaron por él sin más demora, al mismo tiempo que la chiquilla explicaba que en cuanto llegaron los tres, Silvia rápidamente quiso salir.

                             -    ¿Y Tirso? -.

                                            -    Bueno… Él corrió detrás de ella, pero algunos de los zombies le reconocieron y le apartaron de ella… y de mí, claro; que decidí volver por si habías llegado con el pobre Aníbal… -.

                 Guardaron un minuto de silencio por Aníbal, y las dos atravesaron ese pasillo, que las separaba de la gente normal. Sami se preguntaba si a ella también la verían, si había llegado a la dimensión adecuada.
                     

                     Adelante

                

“EN OTROS MUNDOS” (74)

      Cuando Samanta ya lo veía todo negro, sintió que la apretadura de su cuello se aflojaba, y que el Ser de Niebla se estaba desvaneciendo. Habían sido sus últimos coletazos antes de expandirse una gran humareda por todo el pasillo; toda esa neblina que las cubría y las quemaba, aunque cada vez más levemente a La Niña y a ella, se fue extinguiendo poco a poco, hasta que un horripilante aullido del ente, certificó su deseada desaparición.

                     Las dos se fusionaron en un afectuoso y cariñoso abrazo que no alargaron, puesto que el agujero dimensional aún continuaba derrumbándose, y debían correr hacia la salida si querían salvarse.

                         -    ¿Seguro que hemos acabado con el Ser de Niebla? -, inquirió Samanta, mientras se impulsaba fuera del socavón.
                                      -    Le has clavado uno de los Ejes del Mundo… Es lo único que puede dar muerte a un Ser de Niebla -.

                  La joven no podía pensar en otra cosa que no fuera la pena por Aníbal; era un mentiroso, un traidor y un oportunista, pero durante ese tiempo en el que habían compartido sus ganas por escapar de Sua, a Samanta le parecía que había cambiado y que era un hombre nuevo. Hasta que ocurrió lo peor que podía pasarle y se convirtió en Ser de Niebla…

                    También estaba muerta, según Aníbal… La aterraba tener el mismo final…

                                          Estaban a salvo, pero Sami no entendía el porqué de aquella música repetitiva y pertinaz que se escuchaba.

                        a salvo

“EN OTROS MUNDOS” (73)

     Apenas podía sujetarla, pero lo que La Niña le había ofrecido era una lanza de doble filo mortalmente afilada.

         Punta de la lanza A pesar de que no era probable matar a alguien que ya estuviera muerto, Samanta iba a intentar clavársela al Ser de Niebla, no objetando la insistencia de la pequeña.

                         -    ¡Puedes hacerlo, Sami! ¡No dejes que nos devuelva al Averno! ¡Tienes que acabar con él! -, chillaba La Niña.

   

                 El látigo del cuello la exprimía más y más y el aire ya dejó de circular por su cuerpo, pero Samanta no se sintió fallecer como era de esperar. Recordó que había sentido lo mismo cuando aún Aníbal, le empujó de lo más alto de la fortaleza de Sua, y poco antes éste le había confiado que estaba muerta.
     Reparó en que sus músculos se llenaban de energía y los nervios de brazos y piernas se tensaban armoniosamente… Y, cuando se creyó preparada, le lanzó al ente su arma arrojadiza en medio de la cara, en donde deberían estar los ojos y la nariz.

                                             Samanta espera resultados
             

                        Samanta no estaba segura de que fuera a funcionar…

                           -    No es una lanza normal… Es uno de Los Ejes del Mundo… No puede ser que no sirva contra él… El Ser de Luz me lo dio antes de que bajáramos a encontraros para que pudiéramos defendernos si pasaba algo parecido…  ¡No puedo entenderlo! -.

                                    El cordel de cuero que aprisionaba la garganta de la chica cada vez brillaba y se encendía más, y desalentada ella, se dejó sumisa, para que el Ser de Niebla pudiera hacer de ella lo que quisiera.

“EN OTROS MUNDOS” (72)

     El Ser de Niela entonces, no dejaba pasar a Samanta, que hacía bastante con tenerse en pie dentro del tembloroso terreno. El ente había sacado ya su cruel látigo, y primeramente había enroscado el cuello de la joven para acercarla hasta él.

           -    ¡No vas a escapar de Sua, Samanta! Ahora vamos a volver con él al Averno -, mencionó el Ser, riéndose a carcajadas después.

                         Medio estrangulada, no podía casi oír nada, pero juraría que junto al estruendo de los aros del pasillo al desmoronarse, estaba oyendo una suave y fina voz que la estaba animando a que no se rindiera. Sami miró hacia abajo buscando a quien la estaba espoleando:

                         -    ¡Sami, por favor! ¡Sami, no flaquees ahora! -.

  La Niña en el agujero   Ahí abajo plantada, estaba La Niña. A la muchacha le emocionó que hubiera ido  hasta allí para salvarla, pero tenía que protegerse a sí misma y salir a toda prisa de ese agujero, dejando a Samanta que cada vez notaba su garganta más presionada.                                              Quería gritarle que tenía que ir con Tirso y Silvia, no obstante le era imposible… Se estaba asfixiando y los ojos estaban a  punto de saltársele de las cuencas.
     Ya pensaba que estaba todo perdido, cuando La Niña sacó algo de detrás de su espalda, y poniéndose de puntillas, con gran esfuerzo, consiguió entregárselo a Samanta.

“EN OTROS MUNDOS” (71)

     Vio con perplejidad como Aníbal vulneraba la ley de la gravedad, y levitaba por encima de ella. Algo estaba pasando en su interior; su cuerpo desnudo estaba empezando a quebrarse, y la luz y la sangre se mezclaban con atenazadores alaridos, que el muchacho no paraba de emitir.
  Dolor de Aníbal   Luego, todo su cuerpo se entintó de negro como si estuviera enteramente quemado, y se fue descomponiendo en cuadraditos muy pequeños, como cuando hizo Sua anteriormente para convertirse en dragón. Sin embargo, Aníbal no se transformaría en un dragón…

                       Entre inquietantes quejidos y lamentos, desapareció ante la aterrorizada mirada de Samanta, quien consternada y desolada decidió continuar hacia delante ella sola, y salir de ese agujero que aún seguía derrumbándose. Se apoyó en la pared para dar el siguiente paso con cuidado de no pisar ninguno de los cachitos en los que Aníbal se había fragmentado.
                                            Justo entonces, Sami observó como de uno de los cuadraditos salía humo y ceniza después… Cada uno de ellos corría a encajarse con otro como si fueran las piezas de un puzzle…
     Samanta no quería ya quedarse a curiosear… Sólo le preocupaba salir de allí… SalidaDebía llegar hasta la salida; no pensaba en otra cosa… Cuanta más prisa se daba, más largo parecía hacerse el pasillo. Hasta que no pudo escoger entre  perder de vista o no al inexistente ya Aníbal.

                           La sobrevoló: los pedacitos de Aníbal se habían unido y habían conformado el cuerpo nebuloso y vaporoso de un Ser de Niebla.