El lobo aclaró que la guerra había estallado entre el siniestro Sua y el Ser de Luz. Los Seres de Niebla lucharían a favor de Sua, y las luces que componen el Ser de Luz, combatirían por una nueva jurisdicción de las almas condenadas.
- Esto quiere decir, que según el régimen establecido, las almas de los que no se merecen algo mejor, no tendrán ese amargo final de convertirse en entes de humo y vaho que obedezcan una y otra vez, a los caprichos de Sua… Se les dará una nueva oportunidad en vida para que hagan las cosas bien; se reencarnarán en una nueva vida hasta que sepan valorarla y aprovecharla lo mejor posible, y sean capaces entonces de formar parte del Ser de Luz -, explicó el nuevo amigo de Samanta.
- ¿Y qué pasará entonces con Sua? -.
- Se quedará sólo y apartado. Sólo si toma una buena decisión, se le dará una nueva oportunidad también a él y volverá a ser algo como ser humano, sino desaparecerá y será como si nunca hubiera existido -, argumentó.
Sami no estaba muy segura, pero si todo aquello era cierto, ella todavía no era un Ser de Niebla, y lucharía en el bando de los brillantes.
Al fin y al cabo, se lo estaba contando todo un animal parlante que era la primera vez que veía… Estaba en el Averno: ¡Podía ser hasta el mismísimo Sua que se habría convertido en lobo!
- A todo esto… ¿Quién eres tú? -, preguntó ella obtusa.
Lejos de contestarla, miró al cielo, y anunció entrecortadamente que se tenía que ir… La había acompañado durante todo el camino; parecía querer dejarla con Nadia.
La cabaña ante la que hablaban estaba cubierta de nieve…