Samanta alargó el cuello todo lo que pudo, pero ya era demasiado tarde… Irrevocablemente, el agujero se la estaba tragando literalmente. No era su primera experiencia colándose hacia el Averno; esta vez todo era diferente, ella sabía que eso era lo que debía hacer… aunque por un momento, se sintió liviana e insegura…
Entre los matorrales del cementerio le había parecido identificar a alguien que la estaba observando… Alguien desconocido para ella, alguien a quien nunca había visto.
No salía de su asombro, cuando este desconocido salió de su escondite, y musitó nervioso:
- ¿Sami? No te vayas de nuevo, por favor…-.
…
Antes de que ella pudiera responderle, como era de esperar, se hundió totalmente en el agujero, sin poder frenar su caída hacia el Averno. El anónimo muchacho parecía tenerla en gran estima, y mientras se desplomaba sólo esperaba que no se acercara demasiado al orificio de Sua, el cual lo atraería hacia sí en milésimas de segundo.
Al final del boquete oscuro estaba el carbonizado Tirso esperándola. El Ser de Niebla de Silvia se había escapado; la caja de cartón no había podido retenerla ya, y se hallaba rota y desvencijada en un rincón.