Samanta se acercó tímidamente hacia los hombres, y escrutó debajo del abrigo que les había tendido encima. Un fuerte escalofrío recorrió todo su cuerpo, desde su coronilla hasta la punta del dedo gordo del pie; cuando apreció que los supuestos muertos respiraban, y que uno de los tres, hasta le guiñaba un ojo.
Se separó de ellos todo lo que pudo, y se respaldó en la pared sin casi creer lo que estaba viendo. Silvia los escudriñaba meticulosamente con la mirada:
- ¡Te lo dije! ¡Te lo dije! ¡Había algo raro en ellos! -, exclamaba, mientras ése, el más alto, el que había hecho la mueca a Sami, se levantaba de entre los demás.
Con voz ahogada, anunció él:
- ¡No temáis! ¡No vamos a haceros daño! -.
Poco después, los otros dos se incorporaron, pero parecía que no tenían muchas ganas de hacer amistades con las chicas. Se estiraban en el suelo y hacían contorsiones continuamente, ejercitando así piernas, brazos, cuello…
- ¡Vimos cómo os disparaban! Sois… ¿qué sois? -, inquirió Samanta sin fiarse de sus buenas formas.
- Espera… Creo que ya lo entiendo… Vosotras sois nuevas aquí, ¿verdad? -.
- Nos absorbió un maldito agujero y aparecimos en una cueva… No debimos salir de allí, lo hicimos y por eso es que nos encontraron los Seres de Niebla… Antes de que aparecieran, os vi huir de ellos. A nosotras nos apresaron y nos trajeron aquí, pero a ustedes los dispararon, eso es seguro -, aseveró Samanta.
El que se hacía el simpático, reparó en que Silvia no había cambiado su postura desde que ellos hubieran recobrado el movimiento.
Veo que es un proceso…lo de ir de mundo en mundo, una continuidad que agota y sorprende toda espectativa del lector.
Va muy bien el avance Pilar.
felicidades.
Me alegra que opines asÃ, Beatriz.No hace falta ir muy lejos para ir de un mundo a otro. Son mundos paralelos y espero que el lector encuentre concordancia con ello, y siga la aventura de los personajes, lo más placenteramente posible. Gracias, compañera.