“EN OTROS MUNDOS” (23)

     Samanta no tardó en encontrar a Silvia; ésta dormía sobre una planicie de arenisca y arcosa…

               -    Después de este involuntario viaje, necesitará descansar. No la  despertaré aún -.

     Sus piernas le pesaban muchísimo, y su respiración seguía siendo entrecortada. Ella sólo tenía ganas de buscar un buen sitio dentro de la cueva, para poder tumbarse y recuperarse del constante dolor de cabeza, que hacía mella en Samanta, como si las sienes le fueran a estallar una vez tras otra.  Entrada de la cueva Hasta que quiso saber dónde estaban, qué habría fuera de esa cueva en la que estaban recluidas; cogió carrerilla y saltó un pequeño riachuelo, que manaba entre las rocas, y se interponía entre el interior y la boca de la gruta.

     Ya fuera de la caverna, Samanta divisó hasta el horizonte, ese desértico lugar. Era tal la calma del terreno que no se atrevió ni a toser por miedo a desestabilizar el paisaje; cuando, de pronto, unas voces susurrantes y nerviosas, la sacaron de golpe de su supuesta paz y tranquilidad.

      Eran tres individuos. No habían visto a Sami, y aunque no sabía si podrían hacerlo, no iba a arriesgarse a ser descubierta… así que se escondió tras una roca con forma de garra, que prácticamente la ocultaba enteramente. Encubiertos con una ligerísima ropa encorsetada con múltiples cadenas y ataderos, no paraban de cuchichear, pero lo hacían en un tono tan bajo, que a Samanta se le hacía imposible escuchar su conversación.

                            Sami se esconde

     Leyendo los labios de uno de los hombres logró descifrar que los estaban persiguiendo, que alguien los quería matar.

4 pensamientos sobre ““EN OTROS MUNDOS” (23)”

  1. mi querida,
    não estou me perdoando por ter demorado tanto a visitar tua página.
    muito bonita, elegante, com textos sublimes.
    ai, meu deus!
    (a demora, deves por em conta da situação financeira do mundo e, principalmente, de um poeta brasileiro, sem os mínimos recursos).
    mudando de assunto:
    apesar de tudo, insisto e mantenho, a duras penas um modesto blog, cujo endereço você deve conhecer.
    muito me honraria um texto se no modestíssimo blog do samuca…
    saudações poéticas!

  2. Querida Pili

    De acuerdo a la sucesión que voy bajando, si no me equivoco, este fragmento es el 23-24, ya que el doce está repetido. Es interesante la presencia de una violencia manifiesta. No sé cómo lo vas a resolver, pero recuerda una frase de Chéjov: “Si en el segundo acto aparece un revólver en el cuarto debe haber una muerte”

    Por lo demás, excelente. Cada vez mejor.

    Muchos besos

  3. El fragmento 24 lo publicare mañana, eso es… La parte 12 no es que esté repetida, una es 12, y la otra 12+1 (es decir, 13). Por está tierra, la superstición suele asociar ese número a calamidades y desastres… Es por ellos, que me he expresado así.

    Alguna idea tengo de lo que pueda pasar en próximas entregas, jeje.

    Un fuerte abrazo, Rik.

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