“EN OTROS MUNDOS” (62)

     Unos cuantos huyeron precipitadamente fuera de la fortaleza, la mayoría; y otros, intentaban convencer a Samanta para que no se entretuviera y escapara inmediatamente.

    -    ¡Un momento! ¡Solamente, quiero asegurarme de algo! -, propuso la chica. Ella quería comprobar si eran ciertas sus sospechas de que Aníbal informaba a Sua y a los Seres de Niebla del plan de salvamento para Silvia y todos los demás recluidos allí.

                                 Desde donde estaba, Sami podía verle intranquilo,  Ventanal de la fortaleza divisando hasta el horizonte a través de aquel ventanal de cristales opacos desde el exterior, y panorámica visión luminosa desde el interior. La duda de por qué había salvado a Teo, si estaba de parte de los otros, era evidente, pese a que no entendía que Sua le hubiera dejado libre.

     Aníbal mientras tanto, discutía con alguien más que había en la sala si debía ponerse de parte de uno o de otros. El receptor se movió a un lado, y Sami pudo ver que era el recién convertido en Ser de Niebla, el coreano:
-    Unirte a ellos porque creas que te van a sacar de aquí es un error, Aníbal. Sua ya sabe que esos humanos intentan escapar; no lo van a conseguir… él mismo viene hacia aquí en estos momentos… Y yo tengo que hacerlo, tengo que reducirte… Estoy a sus órdenes -, expuso el ente con voz ronca y execrable.

                                      Quiso salir de la estancia, pero el Ser de Niebla se creció y se interpuso entre la puerta y Aníbal…

2 pensamientos sobre ““EN OTROS MUNDOS” (62)”

  1. Querida Pili,

    Me ha llamado mucho la atención de que Sami quiera verificar cosas en instantes de trasendental importancia…es crucial que aprovechen el tiempo en la fuga antes de que sean alcanzados por el opresor….¿es que acaso, lo que busca Sami es explicarse lo de ese otro mundo?

    Me voy pensando Pili, eso es bueno.

    Te abrazo

  2. Lo que Sami quiere verificar es si Aníbal está de su parte o de la de Sua. Desconfía totalmente del chico, pero no pede dejar todo y correr, es humana y muy curiosa, demasiado diría yo.

    Mil abrazos, Beatriz.

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