“EN OTROS MUNDOS” (26)

     La percepción de Samanta era la correcta. Podía escuchar que los Seres de Niebla hablaban en el exterior, pero no lograba concebir sus palabras; tan sólo alguna suelta que no le llevaba a ninguna conclusión.

      Estaba angustiada encerrada en ese oscuro contenedor, en el que sólo había una abertura por la que las habían arrojado a Silvia y a ella. Contempló apesadumbrada las paredes del lugar, y la humedad y la densa paisajística…  hacían  presentir la inexistencia de alguna oquedad que estuviera a la vista, para poder escapar.

     La fortaleza de Samanta, que siempre sabía qué hacer en momentos en los que el pánico y la cobardía tomaban la batuta en algunas ocasiones de la vida, se iba reduciendo a pasos descomunales. Hasta náuseas le estaban entrando por la sensación de claustrofobia y pavor que le estaban invadiendo ahí dentro.

     ¡No! Pero, no podía hacerlo… No podía derrumbarse ahora… por Silvia, por su amiga, por la que sería su hermana ya para toda la vida, o lo que les quedase de ella. Su amistad se abría más y más, como si fueran los pétalos de una flor…  flor de la amistad                       La observó en silencio, y era tan frágil… tan quebrantable… Sentada a su lado, Sami le acarició, pero no dejaba de temblar.

                       -    ¿Quieres mi abrigo? Ahora mismo me lo quito… te lo pondré por  encima -, expuso Samanta, antes de que la joven le contestara. En realidad, el abrigo era de Silvia; se lo dio a Sami en el mausoleo del cementerio,  cuando por primera vez ésta había viajado por uno de los agujeros dimensionales.

     De pronto, uno de los Seres de Niebla se asomó  por la abertura superior del contenedor, y tras asegurarse de sus posiciones, arrojó sin ningún cuidado  a los hombres que habían disparado momentos antes, sin ningún tipo de compasión.

4 pensamientos sobre ““EN OTROS MUNDOS” (26)”

  1. Querida Pilar

    Aprovecho para agradecerte antes que nada el comentario sobre Vacilón. Me alegra que te haya producido una sonrisa. Quizá la semana que viene (diez días más o menos ) publique otro: “Si encuentras un Buda…”.

    En lo que hace a tus textos me parecen excepcionales, en especial porque hay entre los personajes femeninos un vínculo estrecho que logras trasmitir . Cuando era muy niño, en medio de conflictos entre mis padres, cayeron en mis manos los libros de Enid Blyton, una escritora inglesa. Se trataba de las aventuras de cuatro niños, dos de ellos hermanos; la autora tenía la habilidad de hacer sentir los vínculos cálidos que había entre ellos y era lo que a mí me hacía falta por la carencia de una familia armónica. En medio de un psicologismo a ultranza y del gusto indiscriminado por lo oscuro, es bueno encontrar la descripción de vínculos espontáneos que no caen en lo pueril.
    Por otro lado, están bien graduados los tiempos narrativos y los momentos de tensión.

    Muchos besos y nos seguimos escribiendo.

  2. Querido Rik:
    Sí, la semana que viene seguramente pasaré por tu blog. Aprecio muchísimo que te guste mi forma de llevar la historia y la cadencia con la qe los acontecimientos se desarrollan.

    De niña yo también leí unos cuantos libros de aventuras entre unos vitales niños, aunque no estoy segura de que hablemos de la misma autora inglesa. Siempre he pensado que la amistad es algo importante que puede cultivarse en cuallquier tipo de ambiente; por siempre dará calidez y espontaneidad a la trama.

    Besos, nos leemos…

  3. Pilar, no me queda claro un detalle: anteriormente los seres de niebla las habian atado de pies y manos para luego arrojarlas… (…) como es posible que Sami ofrezca quitarse su abrigo para darselo a Silvia si teoricamente estan inmovilizadas? Gracias! Un cariño, como veras me ha atrapado la historia!

  4. Exactamente, Gaby, las chicas están atadas, pero Sami nunca se había quitado su abrigo hasta entonces; no sentía un calor extremo a pesar de ser una zona desértica. a causa de esto es la aproximación al Averno, donde se nubla cualquier tipo de sentimiento. Gracias, siempre te responderé gustosamente si algo no está claro.

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