“EN OTROS MUNDOS” (133)

   Esto les había dado unos minutos… Las dos se adentraban entre las placas del lago helado.        Placas de hielo

     A Samanta le flaqueaban las piernas y calló de rodillas…

                          – ¡Vamos, amiga! El agujero dimensional no puede estar tan lejos, levanta, venga -, dictaba Nadia, mientras la ayudaba.

             Sua estaba detrás de ellas otra vez junto al Ser de Niebla recién convertido, y al poner su pie de fuego en el hielo, se empezó a recalentar tanto que se fracturó en simas cada vez más profundas, que acabarían por separar a Nadia y a Sami.

                 -    ¡Tranquila, Samanta! ¡Mantente en pie! ¡Sólo tienes que mantenerte en pie! -, aconsejaba valientemente.

     Se miraron cómplices y es que quizá había llegado el momento de usar contra Sua el Eje del Mundo que Nadia guardaba en la espalda; así que apuntó la lanza hacia él, sin percatarse de que una de las Estrellas Voladoras de Sua se le iba a clavar justo en la frente.

                  Una lágrima de sangre cruzó su cara, y resquebrajado su cerebro y su valor, Nadia antes de desaparecer se impulsó hacia la placa de hielo de Sami; antes de resbalar hacia lo más profundo, le daba a ella la lanza con la que podía acabar con su agresor. El grito de Sami

                      Divisó a lo lejos que tanto Sua como su Ser de Niebla, calculaban la mejor estrategia para clavarle a Samanta, sendas Estrellas que el jefe de las tinieblas había guardado para un momento como ése.

3 pensamientos sobre ““EN OTROS MUNDOS” (133)”

  1. Querida Pili

    La aparición de Sua. imprevista, le da a la historia una nueva dimensión narrativa Es un recurso que consiste en dejar para el final al enemigo más poderoso Aparentemente ésta debiera ser “La madre de todas las batallas” como dice el Korán.

    Haciendo una revisión de las escenas de guerra, me parecen ajustadas, profundas y bien hiladas, tal como te lo habías propuesto antes que empezara todo.

    Idea de una novela, quizá para escribir en conjunto:

    una joven filóloga logra que a través de la lectura de un texto se genere el mundo que lo creó.

    Besos
    Te quiero muchísimo

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