“EN OTROS MUNDOS” (110)

  Mientras podían ver ya con claridad a los Seres de Niebla avanzando hacia ellos, la cancioncilla que tarareaba aquella mujer de ojos rasgados, fue poco a poco haciéndose un himno para el combate; y todos los que rodeaban a Samanta participaban de la arenga.

     De esta forma, todos los Seres de la Luz eran llamados a la fortaleza y la perseverancia, los de las dos especies, los de toda condición, los de cualquier sexo y edad, los creyentes y los que perdieron su fe… Samanta estaba orgullosa de su tropa; de los suyos…

     Los guerreros se preparaban con sus espadas, lanzas y catanas para recibir a las huestes enemigas que cada vez se iban acercando más y más, hasta que ya no hizo falta forzar la vista para distinguirlos.

     Sin embargo, antes de enzarzarse en la batalla un humano fuerte y valiente, salió montado en un oso polar, al encuentro de los nebulosos. Todos, hasta Nadia, parecían apreciar que fuera a intentar negociar con ellos, aunque a Sami no dejaba de parecerle una locura y una insensatez.

     Parecía que dialogaban con tranquilidad… Quizá llegara a un entendimiento con Sua liderando a las fantasmales criaturas. Sua los mira Sus ojos rojos se apartaron por un momento  del emisario de paz, para entornarlos despectivos, en Samanta y los demás.

     Entonces se volvió para buscar su espada, y sin que nadie lo esperase, cortó la cabeza del emisario. La cabeza rodó por el suelo, y el cuerpo del negociador cayó sin vida; el oso en el que iba sentado, reculó asustado de la algarabía y las risotadas de ese bando obcecado solamente en acabar con la Luz.

2 pensamientos sobre ““EN OTROS MUNDOS” (110)”

  1. Pili,

    Gigantezca monstruosidad habrá de enfrentarse en las guerras…aplaudo el coraje de los que se atreven a romper con un presente maligno, pero me siguen dando miedo las batallas.

    La historia sigue y yo de pie, mis respetos por tu labor de continuidad.

    Abrazo

  2. Muchas gracias, Beatriz. A veces, hay que enfrentarse con temores y miedos, tanto si las cosas salen bien o mal.

    Me alegro de verte otra vez por aquí. Un fuerte abrazo.

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