Después de la dramática imagen, Samanta por lo único que se alegraba era por lo de que Nadia ni había pensado en luchar a favor de Sua.
Ésta le aclaró que el Lobo que le certificó a Sami que el Averno estaba en guerra, seguramente era un Ser de Luz, uno de los espíritus que formaban al más majestuoso y venerable Ser.
Platicaron y platicaron hasta el amanecer, y Nadia temió por que los Seres de Niebla la fueran a buscar para que siguiera con sus tareas, y hallaran allí a una todavía desubicada Samanta.
- ¿Y en qué consiste en realidad vuestra tarea? -, quiso saber la visitante.
- Nos obligan a precisar su armamento, a mejorarlo si se puede… Ellos nos traen de la luna, los meteoritos que han logrado penetrarla, para que las convirtamos en sables, espadones, hachas, flechas asesinas y escudos… Son del mismo material que los látigos, pero supongo que quieren un equipo más complejo y pesado contra los Seres de Luz -.
- ¿Meteoritos de la luna? -, cuestionó Sami extrañada.
Comprobaron que no había nadie fuera aún, y siguieron la conversación, sabiendo que pronto tendrían que separarse.