Acurrucada bajo los macizos árboles, Samanta contuvo la respiración al escuchar murmullos en la noche; eso quería decir que no estaba sola en ese cementerio nebuloso. Se colocó tras unos matorrales, y pudo comprobar cómo unos seres borrosos, como de humo, se reunían en la espesura, citados en ese lugar lúgubre y tétrico.
Mientras Samanta sufría las inclemencias del tiempo y los roces con piedras y ramitas secas en sus pies descalzos y heridos, los entes vaporosos flotaban en el aire con maestría y prepotencia, como si hacer uso de las piernas fuera algo antediluviano y prehistórico. Ella se quejó una sola vez suavemente, pero esto fue suficiente, para que una de las entidades se diera cuenta de que tenían compañía, y señalara el lugar donde se ocultaba la muchacha. Salió corriendo, pero todos la perseguían como una jauría de perros rabiosos, hasta que Samanta cayó al suelo y rezó sus oraciones para que los entes que se acercaban amenazantes se evaporaran. No pasó nada de eso, y uno de los seres transparentes se agachó ante ella; pero, entonces apareció un hombre fuerte y osadamente templado, al que todos miraban con abnegación.
Hermoso y prometedor.
Un placer.
Recibe un fraternal abrazo.
Gracias por la invitación a la lectura.Volveré con ropa de abrigo para no pasar miedo y estar bien protegido.
Saludos y felices fiestas.
Abrazos y besos para todos. Anhelo que el 2009 sea para vosotros todo lo que necesiteis para continuar felizmente con vuestra vida, incluso mucho más de lo que querais conseguir.