“EN OTROS MUNDOS” (32)

     La luz que entraba a la rústica cabaña, lo hacía por una pequeña puerta cuadrada; había predispuesta otra de menor tamaño en el lado opuesto. Samanta las abrió para que el aire circulara entre ellas, y la choza de paredes de caña y adobe se ventilara. Le cayó algo desde arriba, y se dio cuenta que la techumbre estaba compuesta por hojas de palma.

                           En el exterior

     Sami salió al exterior, y ella y Silvia, que la seguía, miraron al cielo completamente despejado. Por el verde  de los alrededores del terreno, no parecía faltar el agua, aunque se hacía extraño ese contraste de climas; de ése en el que se encontraban, en el que las corrientes subterráneas cuidaban la zona sin que lo supieran, a esa temperatura inaguantable y tediosa del desierto que rodeaba toda aquella prisión, en la cual, las chozas de otros y la de Silvia y Samanta, además de  la siniestra fortaleza en construcción todavía, del perverso Sua, estaban rodeadas probablemente.

     Había más mujeres en el exterior. Hablaban entre ellas, pero como celosas de que alguien que no debiera las escuchara. Incluso, un grupito de ellas hizo amago como para saludar a Samanta.

     Lo dudó durante un instante… Se decidió a ir hacia ellas, pero justo entonces empezaron a salir Seres de Niebla de todas partes, y se armó un gran revuelo entre ellas. A cada una se les fue poniendo cadenas y grilletes, y se les obligó tan bruta y violentamente como se podía, a ir a los trabajos forzados de la fortaleza.      Los Seres de Niebla no tardaron en dirigirse a la cabaña de Samanta y Silvia. Mientras les ponían los grilletes, no dejaban de mirar al suelo. Las llevaron con las otras mujeres, y a cada una les dieron herramientas para que no perdieran más tiempo, y se pusieran a trabajar.

      Cuando éstas ya estaban con sus argamasas, sus picos y cementos, alguien abrazó cautelosamente por la espalda, a Silvia.

4 pensamientos sobre ““EN OTROS MUNDOS” (32)”

  1. ¿será que tampoco pueden hablar entre los prisioneros? que desdicha de las mujeres.

    Me guata como resuelves los finales.

    Un abrazo grande

  2. Abrazos y besos, Beatriz. Sólo cuento lo que quizá hubiera ocurrido, sólo hay que vivir las situaciones y acontecimientos de esta historia…

  3. Siguiendo las aventuras de estas chicas, sus maltratos a manos de los Seres de Niebla, el lector llega a la conclusión, por lo menos hasta el punto leído, que la lucha, la confrontación entre los dos eternos contrarios: el bien y el mal, están en todas partes de todos los mundos, parece no haber escapatoria ni tregua en esa lucha. Estoy metido en la trama, me interesa saber cómo van a salir las chicas de semejante situación. Un abrazo, Pilar Ana.

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  4. Eso es, la confrontación entre el bien y el mal es algo que siempre tenemos que saber que existirá. Ahora, son las fuerzas del mal, las de Sua y sus siervos, los Seres de Niebla, las que se están revelando. Enormes abrazos para ti.

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