“EN OTROS MUNDOS” (40)

     Ella dejó a un lado su algarabía, para explicar a Samanta:

             -    Teo es un Detalladero… Los Detalladeros y Detalladeras se encargan de la decoración de los interiores de la fortaleza de Sua. Yo también fui Detalladera cuando llegué al Averno, y es que al saber Sua que en mi vida terrenal había sido pintora, estaba convencido de que podía hacer un buen trabajo en sus aposentos -, dijo Nadia.

                                  Nadia, la pintora

                    -    ¿Así os conocisteis Teo y tú? -, inquirió Sami.

     El hombretón se acarició la barba, y continuó él con la historia:

                                  -    Coincidimos entonces, sí. Dentro ya, a Nadia no se le ocurrió otra cosa que pintar un crucifijo nacarado y enorme en la parte superior del trono de Sua… Y claro, como era de esperar, montó en cólera en cuanto el maléfico lo vio… -.
             -    Supongo que fue por la rebeldía y ofuscación de cuando llegas aquí… En fin, ya no había vuelta atrás, los Seres de Niebla me llevaron al calabozo, después de que Sua ordenara que no saliera de allí hasta que no me hubiera convertido. Yo daba todo ya por perdido,  hasta que supe que todos los Detalladeros encabezados por Teo, habían finalizado todas sus obras hasta que quedáramos libres todos los que estábamos pudriéndonos en nuestras celdas. Teo intercedió por mí, y creo que fue cuando me di cuenta que estábamos enamorados -,  interrumpió ella, mirando tiernamente al robusto Teo.

     Por lo visto, la faena como Detalladera no se le había devuelto a Nadia, en su lugar se le dio pico y pala para  que trabajara como operaria en el exterior de la fortaleza, pero Teo había logrado liberarla.

     Sami se preguntaba qué más estaba reservando Nadia, después de contar todo sobre Detalladeros y Detalladeras.