“EN OTROS MUNDOS” (95)

    Todo él era una mueca de dolor, pero ni se quejaba… Tirso simuló que no le pasaba nada hasta que explotó en toses y graves carraspeos. Sami reconoció que después de esos síntomas, estaba ya próximo que éste se convirtiera en Ser de Niebla.

                   Se sintió tan incómoda que casi ni se dio cuenta de que su amigo se levantaba y salía corriendo de allí. Quiso seguirle, a pesar de que le advertía que no lo hiciera…  ¿Qué hago?

                           -    No vengas detrás de mí, por favor… ¡Déjame, déjame! -.

      No insistió más en ir con él, le hubiera gustado pensar que quería encontrar a Silvia; y así, los dos transitar por el Averno, ya no como dos almas solitarias, sino como dos espíritus reunidos en uno que buscasen su destino en la niebla que uno compartía con el otro. Hasta sentía un poco de envidia… Le habría gustado tanto que algo así le hubiera pasado a ella con su amor Fabio.

                  Samanta miró hacia delante… Quizá debería atravesar todo el valle para dar con el centro del Averno.

                             La realidad es que se iba a convertir en un Ser de Niebla solitario, y condenado a vagar por los Avernos a las órdenes del infernal Sua.

      Le daba mucha pena alejarse de Tirso, pero era lo que tenía que hacer aunque le fallaran las fuerzas; si éste se transformaba antes que ella, perdería la consciencia y la conciencia, y la haría sufrir con el látigo con el que se le dotaría, hasta que la animosidad y la esperanza que mantenían aún a Sami con apariencia humana se sofocasen para siempre, y la niebla y el humo matarían plenamente su esencia. Tirso pronto ya no sería Tirso…

                Su gran ilusión era volver a toparse con Nadia y con Teo.

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