“EN OTROS MUNDOS” (135)

  Eso querría decir que si ella era un Ser de Niebla, el Averno de Sua no habría muerto y nada hubiera cambiado, salvo que el reino de la Luz y los humanos se hubieran apagado para siempre.

          Sería la razón por la que Samanta estaba rodeada de una oscuridad impenetrable. No sentía si estaba en aguas frías o cálidas, pero seguía sumergida en un líquido tenebroso y sugestivo a la vez.

                Sus movimientos eran lentos y pesados… Al abrir los ojos, comprobó que volvía a tener dos brazos, y quiso reírse sin conseguirlo del todo… Se sentía totalmente protegida, a pesar de estar enteramente desubicada.

                           -    ¡No puedo ver nada con claridad! ¡Y no me importa! -, meditaba.

     Tenía sueño constantemente, y a ratos le parecía hasta tener hambre; no obstante, en cuestión de segundos estaba saciada. Al rato, empezó a escuchar una música suave y dulce; y luego, una voz femenina empezó a acompañar esos acordes con palabras que Sami no entendía, pero que le parecían igual de tranquilizadoras y cariñosas…

                     La apacible canción se fue apagando hasta que ya no se oyó nada.  Samanta se iba a quedar dormida, pero otra voz desconocida para ella irrumpió en tanta serenidad y paz.

                                                        -    ¿Me oyes, Sami? Tenemos que hablar -, mencionó aquella otra voz aguda y segura de que era Samanta la receptora de aquel mensaje.

                   Desestabilizó la calma de la pobre Samanta, que no esperaba un susto como aquél; aunque lo intentó, no supo reconocer a la muchacha que hablaba con ella.

2 pensamientos sobre ““EN OTROS MUNDOS” (135)”

  1. PILI ESTA BUENA LA NOVELA!!!!! L SIGO EN IFRENTES MOMENTOS Y A VECES ME QUEDO PENSANDO YNO COMENTO…ERROR MIO!
    EL CUERPO TIENE UN LENGUAJE ESPECIAL, EN EL SILENCIO,Y ESE LENGUAJE NO ES EL MISMO PR MUCHOS
    GRACIAS LINDA PEQUE!

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