“EN OTROS MUNDOS” (96)

     Andando por la llanura sentía serenidad, y le parecía todo tan ridículo y pequeño como ella misma; mirando a las dos montañas entre las que paseaba con marcha firme, todo problema y obsesión se le iban olvidando como si se tratara de un mal sueño. Si no estuviera viviendo en una pesadilla que no acababa nunca, Samanta habría llenado de aire sus pulmones, y habría disfrutado extraordinariamente de aquella sin par travesía, percibiendo la agradable brisa que parecía soplar… y celebrando que sus mejillas se sonrojaran para cotejar su saludabilidad…

                  No quería acordarse de que su destino ya estaba escrito; que pronto sería un Ser de Niebla…

     Algo cayó sobre su cabeza… Se pasó la mano por el pelo, y era como polvo blanco que se deshacía… Lo miraba con incredulidad y desconfianza.  Copos en la nariz

                 Poco después, la misma materia se espolvoreaba por todo el valle, y lo hacía aún más precioso de lo que Sami anteriormente podría haber interpretado. El paisaje albo era de una belleza tal, que la nevada dejó a la chica asombradísima y embelesada, lo que no le satisfacía era el no poder sentir el tacto gélido de la nieve.

                                                Era como si la nieve fuese la prueba definitiva de que ella cada vez estaba más cerca de no ser ella misma. De todas formas, ahora ella se sentía arropada de ese candor níveo que cada vez hacía más difícil su avance a través de la llanada.

     Intentaba atrapar copos con la boca, hasta que creyó distinguir algo parecido a un gran lobo gris. Buscó rápidamente algún resguardo en la montaña, algo que pudiera protegerla de ese nuevo peligro.